París. Théâtre des Bouffes du Nord. Clôture de l’amour. Hoy he comprendido el espacio vacío de Peter Brook. Hoy he visto cómo acaba el amor.

Y ha sido ahí, en su teatro. El teatro que eligió Peter Brook en París para trabajar con su compañía. Un barrio chungo de París, o al menos unas calles que de tanto decirlo se convierten en peligrosas. Y un teatro antiguo, que se cae a cachos. Uno de los teatros más bellos que he visto en mi vida.

Una llega con la expectativa de sentir un vuelco al corazón al entrar a esta sala, imaginando cómo debe ser estar en un ensayo con él, fantaseando con encontrarle en la puerta de ese maravilloso teatro. Pero no. Es un teatro derruido. Y lo que sientes es desolación porque uno de los mejores directores y maestros del mundo tenga un teatro tan viejo, tan roto que dan ganas de llorar.

Y te sientas en la sala y justo antes de empezar la función. La acomodadora se acerca para proponerte ocupar los asientos que han quedado libres más cerca del escenario. Es eso. Cerca. En ningún teatro me habían propuesto acercarme habiendo pagado una entrada más barata. Y empiezo a entender el teatro de Peter Brook.

Un escenario vacío. Un teatro vacío, viejo y desolador. Entran dos personas. “Arrête”. Comienza el principio del final de amor.

Pascal Rambert es autor, director  y hoy también actor de La clausura del amor. Una pareja de actores, en la ficción pero también en la realidad, paran un ensayo para romper su relación y decirse todo lo que jamás se han dicho. Primero uno suelta todo lo que lleva dentro, después otra vacía su amor, hasta la última gota. Y duele tanto el amor cuando hay mucho y se tiene que sacar… Audrey Bonnet y Pascal Rambert llenan el escenario de vivencias contadas, de movimientos llenos de vida, de sentimientos que no sé si experimentaron o imaginaron, pero que penetran y te hacen reír y llorar. Y se adentran en los miedos y conflictos más profundos de las relaciones de pareja.

No es espectacular, es sencilla. No es impactante, es penetrante. No es deslumbrante, es cercana.

Y ese teatro viejo, en esa relación rota parece que cobra sentido.

Peter brook lo decía. Para hacer teatro no hace falta más que un actor, un especador y un texto. Y ha sido tan de esa manera…

*En Barcelona y Madrid la van a representar Barbara Lennie e Israel Elejalde y yo no me la perdería. El texto es buenísimo y ellos seguro que lo harán muy bien.

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